El Lápiz de la naturaleza. (1846) William Henry Fox Talbot

Al examinar imágenes fotográficas de cierto nivel de perfección, es recomendable usar una lente como las que emplean a menudo las personas mayores para leer. Esto amplía los objetos al doble o triple y permite apreciar una multitud de detalles inobservados.

Los retratos  de personas y de grupos son los temas más atractivos de la fotografía.

Cuando el sol brilla se pueden obtener pequeños retratos en uno o dos segundos, sin embargo los más grandes requieren de más tiempo. Cuando el día está nublado es necesario aumentar la demanda sobre la paciencia del sujeto a retratar. Si vamos a la ciudad e intentamos retratar multitudes en movimiento, no tendremos éxito, pues éstas cambian de posición en una fracción de segundos como para destruir la claridad de la imagen. No obstante, cuando un grupo de personas ha sido arreglado y entrenado con una ligera práctica para mantenerse totalmente inmóvil durante unos segundos, se logran con facilidad retratos gratísimos.

Conclusión: Podemos leer algunas descripciones técnicas para obtener retratos de buena calidad en 1846, tan sólo 7 años después de que la fotografía fuera presentada ante la sociedad, y así, poco a poco pasar a formar parte del consuetudinario de la sociedad. Aunque hoy en día pueda parecernos gracioso el hecho de imaginar que para poder retratar una multitud urbana, habría que pedirles que se congelasen, en el tiempo del autor, estos eran los mayores avances en fotografía, dado que, usando su método, se podían conseguir imágenes claras en segundos y no en horas, como en la década de 1820, cuando Niépce lograra la primer fotografía.

¿Es un arte la fotografía? (1952) Alfredo Boulton

¿Que si la fotografía es un arte? Claro que lo es. ¿Acaso se discute si la litografía, el grabado o el aguafuerte son expresiones del arte? Lo que se podría discutir es si el hombre, el grabador, el aguafuertista o el fotógrafo son artistas. Dudar que se pueda hacer con nuevos medios expresivos una creación de valor es un exabrupto. Si la obra de arte está lograda, eso es lo esencial. Dudar, es querer reducir el valor del acierto, a las viejas fórmulas puristas. La fotografía es una nueva forma –si es que puede llamarse nuevo a algo que fue creado hace más de un siglo-, como también llegó una vez a ser nuevo el lienzo, el mármol, los metales y hasta el marfil. Los esmaltes, el vidrio , los papiers collés, el cemento y el azogue ¿no son accesorios expresivos empleados por hombres de sensibilidad para crear cosas que los de poco entendimiento todavía se preguntan se preguntan si son arte? Nuevos implementos son utilizados indiferentemente para llevar la creación a su justa altura, recurriendo a fórmulas revolucionarias y obteniendo inesperados  resultados. Si la imagen que se aprisiona contiene suficiente valor plástico, no nos importe que haya sido copiada sobre un lienzo, una piedra o sobre una simple hoja de papel blanco bañada de ácidos penetrantes y olorosos. La obra de arte está ahí y eso es lo que vale.

Fotógrafo es cualquiera que tenga lo suficiente para comprar una cámara y un rollo de películas. Y estos en Norteamérica son 20 millones de clientes de la casa Kodak. El encanto de lo desconocido, el laberíntico ambiente de una cámara oscura es hoy día una cosa que se aprende en textos y revistas de cinco centavos. El enigma de la fuerza creadora no existe. Se cree generalmente que es darle un pequeño movimiento a una palanca y todo ha sucedido. Esta actitud mecánica y fácil le ha hecho perder valor  a la expresión fotográfica.

Participar en una actividad de posibilidades artísticas no significa que se haya logrado la elevación cualitativa. La generalización del término  ‘arte’ ha deformado su apreciación. Por consiguiente, preguntar si la fotografía es un arte se contestaría de la misma forma que si la pregunta se hiciera en relación con cualquier otra actividad humana que necesite, para su mejor logro, sensibilidad humana. En esto radica toda la gama que existe entre el hombre sensible y el insensible, es de esa condición suprema de donde surge la obra de arte.

Ejemplos como los amontonados cuerpos desnudos del crematorio Buchenwald y las imágenes de la vida de Polinesia consagran el valor expresivo del arte fotográfico.

Lo que difiere entre los hombres es la manera de expresar las cosas o no saberlas expresar. La pregunta que se ha formulado, tiene varias maneras de contestarse, aunque incuestionablemente el arte fotográfico no lo hacen los millares de paseantes los domingos al salir al campo. La contestación radica en el hombre, no en el medio que él utilice para expresar su sensibilidad.

Conclusión.

Un tanto contradictorio, o con puntos de vista que parecen obtenidos por dos autores diferentes, podemos extraer dos opiniones o respuestas específicas a la pregunta ¿Es un arte la fotografía? Y es que han pasado ya más de 60 años desde que Alfredo Boulton nos diera la primera respuesta asumiendo que “Fotógrafo es cualquiera que tenga lo suficiente para comprar una cámara y un rollo de películas.” Desde entonces la fotografía ha sido aún más valorada como medio de expresión, la realidad de la fotografía hoy en día se acerca más a la frase con la que se concluye este texto, misma que es la segunda respuesta concreta que es, a mi parecer, mucho más rescatable.  “La contestación radica en el hombre, no en el medio que él utilice para expresar su sensibilidad.”